Cuando hablamos de Jeep hablamos de un ícono de todos los tiempos. No sólo por sus diseños tan distintivos, sino también por la fascinante historia que trae consigo desde hace tantos años.
Se trata de una marca americana que nace con un propósito definido y se transforma con el paso de los años, para instalarse hoy, con sus vehículos, como la mejor opción en equipamiento y aventura.
El nacimiento de Jeep se remonta al año 1940, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército de Estados Unidos convoca a un concurso para escoger un vehículo que sea capaz de equipar a sus tropas en batalla.
Se trató de una intervención completamente radical y novedosa, los caballos seguían siendo referencia como frente de guerra y los militares más veteranos dudaban que un conjunto mecánico fuese capaz de transportarlos inmersos en un conflicto bélico.
“El Jeep hace de todo y pasa por cualquier sitio. Es fiel como un perro, sólido como una mula y ágil como una cabra (...). Es un instrumento divino de locomoción militar”. Ernie Pyle, corresponsal de guerra de Estados Unidos.
El ejército solicitó ofertas de 135 fabricantes de automóviles. Se les pidió que presentaran prototipos funcionales de un vehículo rápido, liviano y con capacidad todoterreno para uso bélico.
La respuesta generada fue desoladora, sólo dos compañías -American Bantam y Willys Overland- respondieron al llamado.
El prototipo ganador fue el BRC presentado por American Bantam. Sin embargo el auto estaba lejos de ser perfecto y la compañía contaba con recursos financieros muy limitados, no estaba en posición de encarar las mejoras requeridas por el ejército ni mucho menos su producción.
Por lo tanto, el diseño básico de la compañía fue entregado a Willys Overland y a Ford quienes se encargaron de presentar sus versiones mejoradas: el Quad y el GP o Pygmy.
En el modelo prototipo se incluyeron diversas mejoras tales como: los faros delanteros con bisagra inferior para proveer luz al compartimiento del motor, el tanque de gasolina bajo el asiento y la parrilla plana hecha de barras de acero soldadas que le dio al Jeep - su descendiente- el icónico aspecto frontal que aún muestra hoy 75 años más tarde.
El total de unidades construidas se acercó a las 640,000 unidades. Todas ellas fueron equipadas con el motor de 4 cilindros ‘Go-Devil’ de Willys.
Cerca de 30% de la producción fue exportada al ejército de Gran Bretaña y al ejército rojo de la Unión Soviética, en el esfuerzo de vencer a las potencias del Eje.
El auto que pronto se conocería como Jeep comenzaba su larga trayectoria jugando un papel histórico y protagónico, el de ser una de las herramientas más sustanciales para la victoria aliada de la Segunda Guerra Mundial.
La más preciada y distintiva de sus características era el capot plano, que permitió acercar en él un pedazo de la vida diaria de cada uno de los combatientes. Allí se podía desplegar un mapa, extender el desayuno, los útiles de afeitar o colocar todos aquellos artículos que no estaba verdaderamente autorizados a llevar, pero que elevaban el grado de confort personal. En el capot también se podían llevar heridos y montar ametralladoras.
Jeep se transformó en vehículo ligero de exploración y transporte de las tropas. Fue “decorado” con una vistosa e icónica estrella sobre el capó. Estrella pintada con objetivos mucho más específicos e importantes que por simple estética.
Se trataba de una pintura salvavidas, una pintura especial denominada “pintura detectora de vesicantes líquidos M5” (agente químico que causa ampollas en aquellos a los que alcanza).
Ante la posible amenaza que suponía que los Nazis utilizaran armas químicas durante el conflicto, su uso se estandarizó e hizo obligatorio para todas las operaciones.
De hecho, documentos restringidos de la época explican cómo debía aplicarse: “Para detectar líquidos vesicantes se adopta el siguiente procedimiento. Siempre que el símbolo nacional esté en una posición visible para el conductor, el espacio entre las puntas deberá pintarse con la pintura M5 para formar un círculo alrededor de la estrella”. De esta manera “en la presencia de un ataque con líquidos vesicantes la pintura-detector avisará al conductor degradándose de su color marrón habitual al rojo”.
Usar pintura para detectar tales sustancias químicas era crucial. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, sostenía que agentes como el gas mostaza, tienen un olor característico y tienden a adormecer el sentido del olfato de la víctima “después de respirar unas cuantas veces para que el olor ya no se pueda distinguir”.
Cuando la guerra llegaba a su fin, Willys-Overland comenzó a pensar en el desarrollo del Jeep para el público común. En 1945 lanzó el primer Jeep universal para actividades centradas en el campo, denominado “agrijeep”. Luego de ello, a lo largo de los años, creó varios modelos que fueron denominados en torno a la sigla CJ (Civilian Jeep).
La primera creación de Jeep para el público se nutrió de un éxito instantáneo, y en poco tiempo invadió las granjas de Estados Unidos. Al haber sido un gran protagonista de la guerra, Jeep no necesitó de fuertes campañas publicitarias. Incluso sus primeras piezas publicitarias simplemente decían “Jeep Rescue is here” o “Jeep Rescue”.
Este fue el comienzo de diversos modelos que fueron constituyendo al genuino ADN de la marca Jeep, brindando al pueblo americano todo lo necesario para su trabajo, vida de ciudad y aventuras.
El rendimiento que logró Jeep fue insuperable. Impermeabilizado, surgió del mar el Día-D, se sacudió el agua de Normandía y rugió a toda velocidad por sus playas. Fue lanzado desde paracaídas sobre los Balcanes y operó efectivamente sin tocar la superficie de una auténtica carretera.
Trazó su propio camino, a través de la nieve y del barro, a través de la jungla, de las calles, de los barrancos y de las tempestades de arena.Pero nunca perdiendo su potencia y su espíritu vigoroso.
Desde ya hace más de 70 años, la marca Jeep ha estado estrechamente ligada al placer de la aventura, la autenticidad y la plena libertad. El firme compromiso de la marca con alcanzar continuamente mayores estándares en ingeniería y tecnología ha ayudado a forjar un vínculo singular y poco común entre los vehículos y sus propietarios.
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